A las diez de la mañana, en el salón 9 de Julio B del hotel Sheraton, aproximadamente 300 personas se dieron cita para participar de la premiación del Primer Concurso Avanco, edición The Point Country. Entre arquitectos y muchos jóvenes estudiantes, el encuentro no fue solo un acto protocolar: fue una oportunidad concreta de ver consagrarse ideas, de oír hablar de arquitectura con peso propio y de escuchar, después de mucho tiempo, a un tucumano que hace carrera global sin despegarse del todo de su tierra.
Aníbal Bellomio, director de proyectos en Argentina del estudio Pelli Clarke & Partners, había llegado a Tucumán desde New Haven, la tercera ciudad más grande del estado estadounidense de Connecticut. Volvía a su provincia no solo para formar parte del jurado del certamen, sino también para reencontrarse con una comunidad que aún lo nombra con afecto.
Subió al escenario para exponer su trabajo, entregar los premios y explicar los criterios del jurado al elegir el proyecto ganador. “El terreno designado para quienes competían era complejo. Está justo en la entrada del country, lo que implica una visibilidad enorme. La forma del terreno, una curva en esquina, requería una solución muy precisa. Y el proyecto ganador respondió con mucha inteligencia”, explicó Bellomio, antes de anunciar que “Casa Interior”, del equipo Sáez, Sánchez, Costilla y Ortega, era el proyecto ganador.
El proyecto número 84, además de 10.000 dólares, se llevará el privilegio de ser construido. “Fue una decisión unánime del jurado. Vi muchísimo esfuerzo. Muy talentosos arquitectos”, agregó.
Oficio, legado y pertenencia
Luego de Bellomio, tomó la palabra el arquitecto Rodolfo Miani, socio del estudio BMA y también integrante del jurado, quien celebró que Tucumán genere estos espacios de visibilidad para la nueva generación de profesionales.
Más tarde, en una entrevista extensa y distendida con LA GACETA, Bellomio se permitió ampliar su visión. Consultado sobre qué tipo de proyectos cree que hacen falta en la provincia, fue claro: “El arquitecto es un eslaboncito más, una cadena muy grande de decisiones que involucra a muchos protagonistas. Nosotros no podemos decir qué se necesita construir, respondemos cuando el proyecto ya está planteado”.
Se entregan los Premios Avanco a la Arquitectura, con la presencia de dos arquitectos de prestigio internacionalSu vínculo con Tucumán es firme, aunque sus días transcurran entre obras en Japón, Estados Unidos o México. “Soy egresado de la Universidad Nacional de Tucumán, estudié y viví acá hasta los 26 años. Después me fui a Buenos Aires y surgió una posibilidad de hacer una pasantía en el estudio del arquitecto César Pelli. Era un convenio con varias universidades, me presenté y tuve la suerte de quedar. La idea era ir por nueve meses y volver, pero me ofrecieron quedarme otros nueve y después ya me contrataron como empleado”. Actualmente reside en New Haven, la misma ciudad donde vivía Pelli. “Vengo casi todos los años a Tucumán, a ver a la familia. Extraño las comidas, el clima. Después de los inviernos que pasé allá, juré no quejarme nunca más del calor. El invierno donde vivo es muy crudo, muy oscuro”. Cuando se le pregunta qué es lo que más extraña en lo gastronómico, no duda: “Es polémico, pero creo que lo más fuerte y único de la comida tucumana es el desayuno y la merienda. La oferta que tienen aquí para eso no existe en ningún otro lado. Medialunas, tortillas, facturas, tostados con licuados… ese tentempié de mitad del día es lo que más disfruto”. Tiene mucha familia en la provincia: sus padres, hermanos y sobrinos. Su hijo —único— ya terminó la universidad y estudió abogacía, diplomacia y ciencias políticas. “Habla perfecto español y le gusta venir siempre”, dice.
“Buenos ciudadanos”
La charla se detiene un momento en la figura de César Pelli, con quien trabajó codo a codo y de quien se siente profundamente agradecido. “La enseñanza más grande que me dejó fue no empezar a diseñar hasta no tener clara la coyuntura. Cada proyecto tiene factores externos que lo condicionan, lo definen. César nunca tuvo una marca: sus edificios eran todos diferentes, porque surgían de eso. Él creía que los edificios tenían que ser buenos ciudadanos”.
Premios Avanco a la Arquitectura. Una convocatoria de alta jerarquía que reconoce el talento tucumanoPelli diseñó el Centro Cívico de Tucumán, un proyecto para un nuevo edificio gubernamental. Fue presentado en 2017 al entonces gobernador Juan Manzur. Ubicado en Los Pocitos, Tafí Viejo, a 15 kilómetros de la capital, el predio de 17 hectáreas incluía oficinas, auditorios, estacionamientos y locales comerciales. “Fue complejísimo. Requirió mucho tiempo. Había ingenieros en Argentina y en Estados Unidos. El proyecto, sin embargo, quedó en stand by”, explicó Bellomio. “César extrañaba muchísimo Tucumán. En esa época, mirábamos el Google Maps de la ciudad. Me pedía que lo lleve a tal calle, a tal esquina. Y recordaba por dónde caminaba de joven”.
Sobre los desafíos de la profesión, no duda: “Hay que pensar la arquitectura como una profesión de equipo. El arquitecto no hace todo. Necesita especialistas. Ahí está el foco”. Consultado sobre si le gustaría volver a trabajar en la provincia, no vacila: “Sí, por supuesto. Siempre”.
Por último, compartió algunos de sus actuales desafíos profesionales: dos torres de 50 pisos en Tokio, una torre residencial de 32 pisos en Monterrey (México) y un teatro en Texas para Broadway, que también incluirá una sala para escuelas. “Esa combinación es muy valiosa. Los chicos van a poder aprender teatro, música, técnica”.
El concurso en Tucumán también lo entusiasmó. “Hace unos meses me llamó Diego Rojkés y me contó su idea. Lo ayudé a trabajar en las bases porque me pareció una propuesta muy genuina. Y se nota que había una necesidad. La respuesta fue excelente”.
Antes de despedirse, dejó una advertencia sobre lo que está en juego en cada territorio: “Hay que cuidar la arquitectura original de todos los pueblos. No romper las fachadas, porque son muy difíciles de recomponer. Hay que proteger el legado”.
Ganadores: 170 proyectos en competencia
El Primer Concurso Avanco, edición The Point Country, recibió más de 170 propuestas de arquitectos tucumanos.
El primer premio fue para el equipo número 84, conformado por Sáez, Sánchez, Costilla y Ortega, con su proyecto “Casa Interior”, que además de un premio de U$S 10.000, será construido en el ingreso del country.
El segundo lugar fue para el equipo número 61, con el proyecto “Sombra abatida”, y el tercero para el número 74 con “Claro Oscuro”.
Además, se otorgaron nueve menciones especiales a propuestas destacadas por su originalidad, implantación y desarrollo técnico. Entre ellas,“Casa Piedra” (proyecto N°60) y “The Wall House” (proyecto N°25). El jurado valoró el nivel general de las presentaciones y remarcó la participación de equipos jóvenes.
Proyección: una estudiante con visión profesional
Julieta Morales tiene 25 años y está a punto de recibirse de arquitecta de la Universidad Nacional de Tucumán. Formó parte del equipo que obtuvo el tercer premio en el Concurso Avanco con el proyecto “Claro Oscuro”, una vivienda que propone una relación introspectiva con su entorno a través del uso del patio central y una piel filtrante. “Creo que la experiencia laboral completa lo académico. Fue una oportunidad de crecimiento y aprendizaje junto a un equipo con sensibilidad, buena energía y mucho compromiso”, contó.
Julieta destacó el valor de haber sido parte de un proceso colectivo, en el que las ideas se ponían en juego, se discutían y se llevaban a la práctica con libertad y rigor. “Esto te abre otras puertas y otras miradas hacia adelante”, dijo.
Interior: un proyecto desde adentro
El equipo conformado por Pablo Sáez, Álvaro Sánchez, Miguel Costilla y Fernando Ortega ganó el primer premio del Concurso Avanco con el proyecto “Casa Interior”.
Según explicó Pablo Sáez, el diseño nació como una respuesta conceptual a las condiciones del terreno: un lote irregular en esquina, ubicado justo en la entrada del country.
“Buscamos generar patios interiores que resguarden la privacidad y una planta flexible, que permita adaptarse a los usos de quien la habite”, dijo.
Destacó también que el certamen fue una oportunidad para pensar arquitectura más allá del encargo, como una expresión profunda de diseño. “Fue una experiencia muy enriquecedora. La arquitectura se expresa en otro nivel cuando hay espacio para lo conceptual”, remarcó.
El ganador agradeció a Avanco por promover el trabajo y por la construcción real de la obra. “Contentos con este reconocimiento”, agregó.
Contraste: una estrategia desde el vacío
El arquitecto Carlos Zelarayán, socio desde 2018 del Estudio Sitio, integrado por arquitectos y estudiantes de la UNT, fue uno de los autores del proyecto “Claro Oscuro”, ganador del tercer premio en el Concurso Avanco. La propuesta nació como una respuesta estratégica a un lote desafiante. “El patio fue el elemento central: reinterpretamos ese vacío como espacio articulador de usos y relaciones. Apostamos a una arquitectura simple, pero rica en situaciones espaciales, que responda al contexto tucumano”, explicó. El equipo planteó las relaciones entre interior y exterior, generando contrastes entre lo oscuro y lo cálido, lo abierto y lo contenido. “Estuvimos mucho tiempo en el mundo de las ideas, poniéndolas en crisis. Eso nos permitió luego tomar decisiones claras y bajar el proyecto con contundencia”, concluyó.
Equipo: diseñar con vocación colectiva
Álvaro Sánchez, uno de los titulares del estudio Sáenz/Sánchez Arquitectos, destacó que la propuesta fue desarrollada con integrantes del equipo que se sumaron voluntariamente, “por amor a la arquitectura”.
El desafío principal fue diseñar una vivienda íntima y funcional en el punto más visible del country: “El 100% de la circulación peatonal y vehicular pasa por ese lote. Había que proteger y generar un espacio interior cómodo, sustentable, con buena orientación y uso eficiente de los metros cuadrados”.
Sánchez remarcó que el nombre del proyecto, “Casa Interior”, surge precisamente de esa búsqueda por contener y resguardar sin aislar.
“En los concursos no hay una familia real, no hay un usuario definido; entonces el trabajo es mucho más conceptual. La arquitectura no es solo papel, es lo que se vive y se experimenta en el espacio”, reflexionó.
Vínculos: un estudio con identidad común
Augusto Montes de Oca es arquitecto, profesor adjunto de Taller de Proyecto Arquitectónico en Taller Combes, Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNT y socio de Carlos Zelarayán en Estudio Sitio. Ambos fueron compañeros de facultad y hoy comparten una forma de trabajar que prioriza la reflexión, el diseño colectivo y el compromiso con el contexto.
“La propuesta se resolvió en tres semanas, pero es el resultado de una forma de hacer que venimos construyendo hace tiempo”, explicó.
El equipo se completó con Julieta Morales y Josefina Viaña, desde Irlanda.
Augusto valoró que los concursos de arquitectura premien la mejor idea y no solo su viabilidad inmediata. “Ojalá se repita esta experiencia en el ámbito público. La calidad de lo construido también depende de cómo se proyecta”.